Cuatrecasas desmenuza su plan de transición verde en Chile y la adopción del estándar ESG

Desde que se lanzaron con la firma en abril de 2020 y en plena pandemia, los socios de Cuatrecasas en Chile han tenido su propio road show, presentando sus credenciales al mundo corporativo (fiscales y directivos de empresas), donde uno de sus énfasis ha estado en la naciente unidad que asesorará a las empresas en temas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés), yendo incluso más allá, adoptando internamente estos criterios en su quehacer diario.

Desde la oficina de Santiago son tres los abogados que llevan la batuta en este tema, Cristián Conejero, Camila Kutz y Macarena Ravinet, siendo esta última el nexo con España y la encargada de empujar el cambio cultural al interior de la organización.

Y es que el ‘plan verde’ que busca implementar Cuatrecasas tiene dos ejes, uno de cara a su público interno y otro, con la creación de una unidad transversal de apoyo a las distintas áreas de práctica, donde justamente estos tres especialistas desde sus distintas ópticas analizan la problemática del cliente desde la perspectiva de los criterios de ESG, como complemento a las asesorías que hacen a las empresas.

Partiendo por casa

“Desde la visión interna nuestro objetivo es implementar una política de ESG. Para eso hemos hecho un levantamiento de la situación en la que nos encontramos en estos ámbitos (medioambiente, social y de gobierno corporativo) para después establecer metas específicas a 2023… Esto no necesariamente implica replicar una política de carácter global, ya que estos temas son muy sensibles a la realidad de cada jurisdicción”, detalla Ravinet.

Aterrizando estos conceptos, la también socia del estudio señala que, por ejemplo, en temas ambientales están revisando sus prácticas habituales de cuidado al medio ambiente (ahorro de energía, agua, y otros) y también estableciendo protocolos para sus proveedores. “Les vamos a exigir ciertos estándares medioambientales, lo mismo en relación a la huella de carbono, lo que implica también hacernos cargo de generar incentivos para fomentar la cultura ESG entre nuestros abogados y proveedores”, enfatiza.

En el aspecto social -añade- tienen camino adelantado, con foco en la igualdad de género, gestión de talento y mayor simetría en los cargos directivos sin establecer cuotas, además de sumar los temas de Probono, donde van a revisar las causas para canalizar el voluntariado legal. Mientras en materia de gobernanza, el objetivo -asegura Ravinet- es reforzar su Código de Ética a través de un programa de compliance claro, teniendo en cuenta que no todos los abogados hoy están colegiados y menos se rigen por el código gremial.

¿Y los clientes?

En relación a la unidad de asesorías ESG a clientes, Cristian Conejero especifica que se trata de un grupo que apoyará en forma transversal todas las áreas de práctica de la firma que tengan casos donde se cruce algún elemento ESG. “Por ejemplo, financiamiento de bonos verdes o proyectos con ciertos requerimientos ambientales, que ahora contarán con el apoyo de una unidad independiente, cuya misión es asegurarse de que se cumplan con todos los requerimientos legales pero también proponer e implementar buenas prácticas, es decir, ir más allá de lo que pide la norma”.

En este aspecto también, enfatiza, es relevante el tema de prevención de la corrupción y protección de datos, asuntos a los que tienen que adherir sus propios clientes al tomar una asesoría.

Conejero es un convencido de que adoptando todas estas prácticas, las empresas solo ganan en su valoración en el largo plazo y se evitan potenciales conflictos. Lo que ejemplifica desde su especialidad, el arbitraje, donde ha visto una mayor conflictividad entre Estados receptores de inversión que acusan a las empresas por no haber contribuido a la economía y la comunidad local y solo se dedicaron a maximizar sus ganancias.

Sobre el contexto local, ambos socios señalan que cuando se habla de un nuevo pacto social –a raíz del estallido de octubre de 2019- justamente se trata también de que las empresas y la comunidad se relacionen de una manera distinta, desde una perspectiva más sostenible, donde los criterios de ESG emergen como un activo fundamental, concluyen.